lunes, 21 de marzo de 2011

10. Hoy cumplo noventa años

Hace un año que no escribía. ¡Bho! Ahora me doy cuenta también era para contar cómo había sido mi cumpleaños anterior y la fiesta que compartí con mis bisnietas, y dije que me proponía llegar a los noventa años y organizar una fiesta que quede en el recuerdo de todos mis seres queridos y me preguntaba si en ese momento, con todo lo que había pasado, todavía seguía vivo, ¿por qué no festejarlo?
Hoy, me digo lo mismo, porque hoy es mi cumpleaños.
Es el día que cumplo noventa años.
¡Noventa años!
Qué distinto es el mundo de ahora con aquel que conocí cuando era un chico.
Si me hubieran dicho, cuando iba al colegio, protestando –porque no me gustaba mucho eso de ir al colegio–, que un día yo iba a escribir en una computadora, hubiera pensado que me estaban tomando el pelo. Ni siquiera se me ocurría usar una máquina de escribir, así que una computadora era algo que no podía imaginarme.
Al final me compré una computadora y todos los viernes viene Samantha a enseñarme cómo usar ese aparato con el que puedo escribirle cartas a mi amigo que se fue a vivir a Córdoba y a tanta gente que vive mucho más lejos y me parece mentira que esas letritas que yo escribo con tanta dificultad un segundo después que las mando, pueden estar leyéndolas.
Hay algunas noches que sueño y cuando me despierto todavía creo que estoy soñando y muchos de esos sueños no quiero volver a tenerlos, pero otros sí.
Una vez mi amigo, el que me hizo el libro, me dijo que un escritor famoso había dicho que “la vida es sueño”, y es cierto. Hay días, cuando me levanto de la cama, que creo que todavía estoy soñando.
¡Bho! ¡Qué cosa, che! Quería decir una cosa y escribo otra.
Hoy cumplo noventa años y el miércoles, como me lo propuse el año pasado cuando escribí la última vez, vamos a tener una gran fiesta en un salón que contraté y van a estar todas las personas que quiero, porque quise hacerles un homenaje y darle las gracias de esta manera por estar al lado mío todo este tiempo y celebrar haber llegado a esta edad y seguir vivo pese a todo, como me hizo prometer aquel médico checo en Majdanek, que iba a sobrevivir al horror para poder encontrarme con mi hermana.
Estoy muy contento de haber llegado a los noventa años, pero hace unos días que pensaba en toda esa gente que murió cerca mío y cuántos podrían haber llegado a cumplir los mismos años que yo, y me dio mucha tristeza pero pensé: “Motek, agradecé a la vida que llegaste y las cosas son como son”.
Así que voy a seguir preparando todo para el miércoles y después voy a ver si con mi amigo podemos contar cómo resultó la fiesta.

Motek